Obtener los objetivos que se quieren fácilmente sin tener que esforzarse es lo más cómodo y lo que nuestro cerebro quiere. Pero esto lamentablemente en la mayoría de las ocasiones no es así. Para lograr el fin que se persigue tendremos dificultades que se encuentran en el camino y, para atravesarlas, necesitaremos de nuestro mayor esfuerzo.

La técnica que utilizo y que te recomiendo, es empezar a recompensarte tan pronto como se complete una tarea clave u objetivo. El motivo es porque si te recompensas en el momento, tu cerebro provoca emociones positivas, lo que lleva a la conclusión de que tus esfuerzos te ayudan a obtener una recompensa positiva.

Entonces “esfuerzo”  va a ser igual a “recompensa positiva”.

De esta manera, tu cerebro empieza a vincular el placer con el llevar a cabo la tarea u objetivo y así avanzar hacia el futuro con más energía y motivación.

“¡Sólo se puede construir sobre el éxito!”

¿Cómo te sentirías si participaras en un concurso, pero no hubiera premios para los ganadores? No sería muy motivador, ¿verdad?

Los mismos principios se aplican a tu visión. Empieza a recompensarte después de haber logrado una meta en particular. Establece un incentivo específico para cada uno de tus objetivos.

Por ejemplo, si terminaste una tarea importante, aquella que representa un gran avance, te vas a recompensar con una buena comida acompañado de la bebida que más te gusta y si no quieres cocinar vas a pedir comida para que te la lleven a tu casa. Y cuando hayas terminado una tarea mayor, saldrás al lugar que mas te gusta: ya sea ir a comer al restaurante o al cine o un fin de semana en la playa o en la montaña.

Establece algo gratificante para vos, para que lo disfrutes después de completar una cierta meta.

En mi caso cuando completo una tarea clave celebro la misma noche con una buena comida acompañado de un excelente vino. Y cuando logro objetivos más grandes programo unas vacaciones únicas.
Ahora te dejo un ejercicio

Ejercicio:

Al final de cada día, anota tus tres principales logros, no importa lo grandes o pequeños que sean. Y en cuanto logras una tarea clave, siempre hay que celebrar. Incluso una pequeña recompensa es un gran motivación, tal vez es un café, un chocolate, un paseo por la ciudad o unas mini vacaciones. Empezar a recompenzarte por las victorias, grandes y pequeñas, marcará la diferencia.

Recuerda que siguiendo esta estrategia “esfuerzo”  va a ser igual a “recompensa positiva”.

Y “recompensa positiva” va a ser igual  “metas u objetivos alcanzado”.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *