Coach de Alto Rendimiento
Fue en ese momento de mi vida donde descubrí que podía controlar mi voluntad, como un control remoto, para hacer lo que tenía que hacer y no pasarme el día viendo Netflix cuando empecé a lograr todo lo que me proponía y a sentir un bienestar emocional que nunca antes lo había experimentado.
Tener “bajo control” las cosas no significa que así lo sean. En ocasiones, podemos tener la “sensación de control” pero que en realidad no es así. Todo en nuestra vida está sujeto a nuestro “Marco de Referencia” que se construye con la recopilación de los antecedentes de un tema, pero que también está sujeto – a mí entender – a la percepción de cada una de las personas.
¿Sabes que al finalizar la semana la balanza emocional de tu vida está dando pérdida por un error que cometes todos los días?
Seguramente te ha pasado que, en algunas circunstancias de tu vida, has visto desbordada tus emociones y no has podido controlarlas. Vienen sin previo aviso, sin golpear la puerta…. solo aparecen. Seguramente has sentido a lo largo de tu vida enojo, ira, tristeza, alegrías, miedos, desagrado y sorpresas.
Existen 3 factores que al combinarlos se potencian mutuamente para lograr los cambios que necesitas para alcanzar tus metas.
4 lecciones de vida y sus aprendizajes que ayudarán a ver que vas por buen camino…
Me enoje con Dios y casi nos agarramos a trompadas.
Todo comenzó con el último suspiro que dio Reina, mi hermosa perra manto negro, a quien amaba y adoraba. Ella lo era todo… lo fue todo para mí y para aquellos que transitamos en su vida, dejando una huella inmensa en cada corazón.
Mi relación tóxica.
Y allí me encontraba, arrojado en un mar de sin sabores preguntándome por qué a mí. Estoy confundido, exhausto y deprimido.
El abuso y la violencia dejaron sus marcas en mi mente. Siento que ha pasado un huracán emocional sobre mí.
¿Por qué todo Líder Extraordinario debe saber este cuento?
Ser un buen líder es saber encontrar la espina que tiene clavada cada uno de los integrantes del equipo.
Y cuando te diste cuenta estabas lista, tenías tus propias alas, rompiste el capullo y decidiste echar a volar.