No saber pedir ayuda puede perjudicar la salud física, espiritual y emocional. Te decimos cómo recurrir a los demás cuando es necesario.

La importancia de saber pedir ayuda

¿Por qué es importante saber pedir ayuda?

San Agustín decía “si necesitas una mano, recuerda que yo tengo dos” y con esta hermosa frase es el principio del altruismo. Pero es olvidada por las personas a la hora de pedir ayuda. Incluso en situaciones en las que sabemos que al otro le “sobran manos”, algunas personas son incapaces de solicitar su ayuda. El no solicitar ayuda, por su forma de ser, evita a la persona de un importante factor de protección para su salud física y emocional. Esto se debe a que es más fuerte el miedo a lo que el otro piense que su propio bienestar, o también suele suceder que no lo hacen por no saber cómo pedir ayuda.

El simple hecho de contar con la colaboración de las personas que nos rodean es uno de los mayores beneficios de los que el ser humano disfruta por el simple hecho de pertenecer a un grupo. Eso se ve reflejado en los estudios sobre el valor del apoyo social sobre nuestra salud mental y física donde el correcto apoyo social percibido ya sea a nivel económico, emocional, afectivo, etcétera, es uno de los principales amortiguadores de las emociones negativas que se puedan presentar como la ansiedad, enojo o tristeza.

Pero muchas veces este apoyo social no viene solo y, a veces, hay que solicitarlo. No saber pedir ayuda, no expresando nuestras necesidades puede ser por lo tanto un obstáculo importante para disfrutar de una buena calidad de vida. En cambio, las personas que saben pedir ayuda asocian la experiencia con emociones positivas como la satisfacción, la sensación de pertenencia a un grupo, o de sentirse querido y cuidado por un otro, y la tranquilidad que esto acoge.

¿Por qué nos cuesta pedir ayuda?

Existen varias razones pero podemos clasificarlas en dos grandes grupos o perfiles de personas que no piden ayuda a los demás:

  • Los que tienen miedo a la respuesta de los otros
  • Los que no saben cómo hacerlo

Respecto a los primero, aquellos que temen la reacción del otro, suelen ser personas con una elevada ansiedad de evaluación (temor a las consecuencias derivadas de su actuación). Temen, por ejemplo, que al solicitar ayuda los otros piensen que son unos aprovechados, que los consideren mas vulnerables de lo que son, o a las consecuencias emocionales que podrían tener para ellos un simple “no”.

Es común ver en estas personas que se sacrifican haciendo mucho esfuerzo antes de pedir ayuda a los demás, perdiendo recursos y competencias en el camino. Se justifican diciendo “todo por no molestar” o “que va a pensar si le pido…”. Por supuesto que también están aquellas personas que adoptan una actitud desde un polo extremo en el que se muestran arrogantes, soberbios, creyéndose capaces de poder con todo, sin mostrar sus debilidades. En ambos casos el nivel de autoestima es bajo, les cuesta poner límites a los demás y a ellos mismos.

El segundo grupo, aquellas personas que no saben cómo pedir ayuda o delegar tareas, son dos de las conductas más significativas que definen a la persona asertiva (aquella que muestra su punto de vista o necesidades respetando las del otro). La asertividad es una habilidad social que se aprende (no se nace con ella) y es común que las personas que no saben solicitar ayuda también sean personas poco asertivas en otros ámbitos.

Pedir ayuda implica saber manejar la comunicación no verbal. Por ejemplo: gestos, tono de voz, cercanía hacia el otro), además de usar un lenguaje verbal claro y especifico. La falta de conocimiento acerca de cómo hacerlo, de a quién pedir ayuda, de qué manera y en qué momento, es uno de los mayores obstáculos a la hora de solicitar ayuda a los demás.

A todo esto se suma las experiencias que ha vivido anteriormente la persona que necesita un favor, dado que si anteriormente la persona ha recibido de mala gana o ha sido criticado por solicitar ayuda, disminuirá considerablemente las probabilidades de que vuelva a solicitar la colaboración de los demás en circunstancias similares.